sábado, 2 de mayo de 2009

Citroën C4 VTS "Cero"

Es llamativo comprobar cómo algunos cambios concretos y puntuales pueden transformar a una moderna –aunque civilizada- coupé compacta en un verdadero auto de rally.

Citroën fue el vehículo oficial del Rally de Argentina que se corrió la semana pasada en Córdoba y eso incluyó la provisión de tres autos de seguridad encargados de recorrer la ruta antes de la largada de cada tramo cronometrado.

Los autos eran dos C4 2.0 16v de cinco puertas (“Triple Cero” y “Doble Cero”, este último fue sorteado entre el público por una telefónica) y una coupé C4 VTS. Por invitación de la marca, Argentina Auto Blog tuvo la oportunidad de probar la VTS “Cero” en un tramo de ripio del ex circuito ProRacing, camino a Villa Carlos Paz.

La preparación de los autos fue realizada por GP Race, la empresa de tuning y equipamiento de competición del ex campeón mundial de Grupo N, Gabriel Pozzo. Más allá del espectacular ploteado con los sponsors y de la licuadora con luces en el techo, los cambios exteriores son pocos: chapón protector de cárter, escape libre y llantas OZ. Los neumáticos son Pirelli PZero en medidas 205/65 R15 y llevan una sugerente inscripción en el talón: “For competition use only”.

Por dentro, los cambios son más drásticos: el asiento trasero desapareció por completo y se retiraron todas las alfombras y revestimientos, excepto los de las puertas. Las butacas delanteras fueron reemplazadas por dos bacquets Momo con arneses de cuatro puntos. Se montaron extintores de incendio y un corte de corriente. El tablero y el volante son los de serie.

El motor 2.0i de 180 caballos y la caja de cinco velocidades no sufrieron ninguna modificación. La suspensión se rebajó y endureció con nuevos espirales y amortiguadores.

El resultado de esta combinación de elementos es curioso: el C4 VTS “Cero” se ve, suena y rebota como un auto de competición. Pero se maneja con la suavidad de dirección y caja de un auto de calle. Tiene aire acondicionado, pero la tierra se cuela por todas partes. Posee levantavidrios eléctricos, pero para sentarse en la butaca hay que hacer contorsiones entre el enramado de la jaula de protección.

El peso original de 1.337 kilos no se redujo más allá de los 1.200 kilos, pero el “Cero” se siente ágil, duro en su andar y muy ruidoso en el kilómetro de asfalto que lleva a la pista de ripio. A partir de ahí, el panorama cambia por completo.

El C4 VTS de serie acelera de 0 a 100 km/h en 8 segundos, pero el “Cero” debe ser el único capaz de hacerlo sobre las piedras. Con el control de tracción desconectado, el ripio golpea con fuerza contra el chapón y obliga a usar intercomunicadores para hablar con el copiloto.

El ruido del motor es ensordecedor y la recta de 100 metros en subida se corta demasiado rápido con una curva a la derecha. El circuito es muy trabado y sólo permite meter tercera por breves segundos. La mayoría de las curvas tienen un ingreso muy lento que obliga a poner primera y una salida abierta para acelerar a fondo otra vez.

La dirección asistida se agradece entre tantas curvas, pero los pilotos que lo condujeron durante el Rally de Argentina lamentan no haber tenido una comunicación más directa entre el volante y las ruedas.

Los frenos a disco en las cuatro ruedas (con los delanteros ventilados), son los mismos de calle. Sin embargo, se desconectó el ABS y la eficiencia del frenado es aún más sorprendente que en asfalto. El secreto está en los neumáticos, que no sólo caminan sobre las piedras más filosas, sino que también ofrecen una adherencia increíble.

Lo que más sorprende del “Cero” no es su estética racing, su soberbio sonido ni su capacidad de aceleración. Lo realmente admirable es su inmutable habilidad para correr y doblar a toda velocidad sobre algunos de los caminos más duros y torturantes de Córdoba. Es un auténtico faquir con ruedas.

Después de dar dos vueltas lo más rápido que pude al circuito, le cedí el volante a uno de los pilotos que se fueron alternando al comando del “Cero” durante el rally, para que me diera una demostración: recién ahí descubrí lo lento que soy manejando.

Fotos: Moon Producciones

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